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Diccionario de Mancias (C)

C

Cafemancia/ cafetomancia: Adivinación por medio del los posos del café. Para esta técnica, se aprovecha el café que ha quedado en el filtro y se calienta nuevamente. Un instante antes de que el mismo hierva, se retira del fuego.

Se deposita una pequeña cantidad en un plato blanco, se revuelve y se quita el exceso de agua. Se deja secar y con detenimiento se descubrirán las diferentes figuras extrañas que en realidad representan formas conocidas

Capnomancia: esta adivinación se practica contemplando el humo que desprende un fuego o una hoguera. Los presagios son buenos cuando el humo asciende en vertical. Si se queda abajo significa que tal vez se estén fraguando dificultades.

Cartomancia: Arte de predecir el futuro por medio de las cartas.

Cartopedia: se basa en el estudio de la planta de los pies. Los terapeutas alternativos desarrollaron este principio en forma de diagnóstico y curación de enfermedades por medio de la estimulación de zonas concretas de la planta del pie (reflexoterapia). 

Casmimancia: Arte adivinatorio basado en Ia interpretación de la forma de los bostezos.

Catoptromancia/ Cataxtromancia: es una forma de cristalomancia que consiste en captar los rayos de la luna en un espejo o que se suspende bajo el agua para leer los reflejos. Los espejos mágicos se hicieron muy famosos en la Edad Media. 

Causinomancia: Adivinación por el fuego. En la antigüedad, cuando en los sagrados sacrificios por el fuego, las llamas no consumían del todo los objetos o cosas combustibles, se tenía por un buen presagio acerca de la cuestión que había motivado la ofrenda hecha a los dioses.

Cefalomancia: Arte adivinatorio basado en Ia interpretación que se hace de la lectura de una cabeza de animal asada a fuego lento.

Ceromancia: Adivinación por medio de las gotas ceras que se derretían y las hacían caer en un vaso de agua para sacar presagios según, las figuras que se formaran.

Los turcos procuraban descubrir los crímenes y los robos por este método, hacían derretir a fuego lento un pedazo de cera murmurando algunas palabras, lo quitaban después del brasero y hallaban las figuras que indicaban quien era el ladrón, donde estaba su casa o su guarida.

En la Alsacia en el siglo XV, aun hoy día cuando hay un enfermo y las buenas mujeres quieren averiguar que santo les envió la enfermedad, toman tantos cirios de igual peso cuantos santos sospechan y aquel cuyo cirio se consumió el primero es tenido por el autor del mal. 


Ciclomancia: como su nombre indica, este método de adivinación se basa en un objeto giratorio que pueda seleccionar una respuesta escrita a la pregunta. Variantes de esta forma de augurio suelen verse en la rueda de la fortuna de las ferias o en el típico juego de girar una botella.

Cinomancia: Arte adivinatorio basado en el comportamiento de un perro en libertad.

Clarividencia: la facultad de ver mental o psíquicamente lo que no se percibe con la vista.

Cledomismancia: Especie de adivinación deducida de ciertas palabras que proferidas y oídas en determinadas ocasiones eran tenidas por mal o buen augurio, estas palabras son: ottaj, kledonef, dkedeo, ophemai, dphamai, esta especie de adivinación estaba particularmente en uso en Smirnai su invención se atribuía a Ceres. Las palabras mal sonantes son: kakai, ottai, molae, vofe, odisphemein,  y el que las profería era reputada, blasphemein, esta especie de términos o palabras dichas con escrupuloso cuidado, lo eran, especialmente en la celebración de los misterios de Cicerón

Se dice que los Pitagóricos solían prestar una seria y minuciosa atención a las palabras que proferían los hombres, igualmente que a la de los dioses.

Los romanos extremadamente supersticiosos tomaban por buen o mal augurio las palabras que se pronunciaban casualmente en un convite u otra reunión por ejemplo, las de victoria o felicidad, incendio, muerte, etc.

Cledomancia: Adivinación por medio de las llaves del río y de la ancora, se dicen que se emplean para descubrir el autor de un robo o de un asesinato.

Se enroscabas alrededor de una llave, un billete que contenía el nombre de la persona sospechosa, y se colocaba esta en una Biblia que una joven virgen tenía en la mano, el adivino murmuraba en voz baja el nombre de las personas sospechosas y veías que el papel se desenroscaba y se movía sensiblemente.
Se adivinaba también de otro forma: 

Se pega fuerte una llave en la primera hoja del evangelio de san Juan: "In Principio Erat Verbun", se cierra el libro y se ata fuertemente con una cuerda, de modo que el anillo de la llave sobresalga hacia afuera, la persona que quiere por este medio descubrir algún secreto pone el dedo en el anillo y pronuncia en voz baja el nombre del que se sospecha, si este es inocente la llave permanecerá inmóvil, pero si es culpable rueda con tal violencia que rompe la cuerda que ata el libro. 

Los cosacos y los rusos empleaban frecuentemente esta adivinación sobre todo para descubrir tesoros y estaban convencidos que donde los había, las llave daba una vuelta.

Cleromancia: Es el arte de predecir lo futuro echando la suerte con dados, huesecillos, habas blancas y negras. 

Se ponían en un vaso y se agitaba y después de haber rogado a los dioses se echaban sobre una mesa para predecías el futuro, según la disposición de los objetos.

Había en Bura ciudad de la Acalla un oráculo de Hércules que se interpretaba sobre un tablero con 4 dados , el peregrino después de haber orado los arrojaba, y el sacerdote observaba los puntos que habían salido y de ellos sacaba las predicciones de los futuros sucesos.

Era necesario que los dados estuviesen hechos de huesos de animales sacrificados, comúnmente se escribía sobre los huesecillos o sobre pequeñas tablillas, estas se metían en una urna y enseguida se hacía sacar una por el primer muchacho que encontraban, si la inscripción que salía en la suerte tenía alguna conexión con lo que se quería saber era cierta la profecía. 

Codonomancia: Arte adivinatorio basado en la interpretación de los sonidos de las campanas.

Coracomancia: Arte adivinatorio basado en el vuelo del cuervo.


Coronomancia: Arte adivinatorio basado en la facultad de interpretar a la corneja.


Cosquinomancia: Especie de adivinación por medio de una criba, de un cedazo, o de un tamiz, colocabas la criba sobre unas tenazas que se cogían con dos dedos, empezaban a nombrar a las personas sospechosas de robo u otro delito oculto, era culpable aquélla, que al decir su nombre la criba empezaba a temblar o se volteaba, si en lugar de una criba se pone un tamiz sobre un plato, nómbrese del mismo modo a las personas sospechosas y el tamiz rodará hacia el nombre del ladrón. 


Craninomancia: Arte adivinatorio basado en la interpretación de la configuración de un craneo.

Cristolamancia: arte de mirar el interior de un cristal, ya sea pulido o natural, tratando de ver el futuro. Se trata de una variante del divisamiento, un método de adivinación que consiste en mirar fijamente una superficie clara o reflectante hasta que empiezan a formarse imágenes, ya sea dentro del objeto mismo o dentro de la mente del practicante.

En la antigua Mesopotamia, los adivinos vertían aceite en cuencos con agua e interpretaban las formas que aparecían en la superficie. El profeta bíblico José llevaba siempre encima una copa de plata que usaba para beber y para divisar el futuro. Los antiguos egipcios, árabes y persas miraban en cuencos llenos de tinta, mientras que los griegos observaban espejos relucientes y metales bruñidos con la esperanza de percibir visiones iluminadoras. Los romanos fueron los primeros cristalománticos auténticos, pues preferían escudriñar el interior de cristales de cuarzo o berilo pulidos.

El cristalomántico ideal tenía que ser una persona pura, tanto en lo espiritual como en lo físico, y debían prepararse para cada sesión rezando y haciendo ayudo durante unos días. Solía usarse una habitación especial, de ambiente solemne y ceremonial. Con esta preparación y esta atención por el mínimo detalle se trataba de ayudar al vidente a conseguir un estado de trance mientras contemplaba el cristal, facilitando así que aparecieran imágenes en su mente. 


En algunas culturas se pensaba que los niños resultaban los mejores videntes, pues eran espiritualmente puros y más abiertos a la imaginación que los adultos. Esta teoría era ampliamente aceptada en la Europa renacentista, donde era posible contratar a un niño o niña para que predijera el futuro mediante un ritual de consulta del cristal.

La bola de cristal más famosa del Renacimiento perteneció a John Dee, un matemático, astrónomo, alquimista y erudito inglés muy respetado, que fue contratado para calcular la hora astrológicamente más adecuada para la coronación de la reina Isabel I, en 1588. Actualmente la bola de cristal de Dee está guardada en el Museo Británico de Londres, Inglaterra.


Crisomancia: Adivinación por las carnes y tortillas, eran la parte de las tortas que se ofrecían en sacrificios, la harina y la cebada se esparcían sobre las victimas para poder sacar presagios.

Croniomancia: Adivinación por medio de las cebollas, se practicaba en la noche de Navidad, se ponían algunas cebollas sobre el altar, y se escribía encima el nombre de la persona o personas de las que se querían tener noticias.  La cebolla que brotaba primero anunciaba que el sujeto cuyo nombre tenia, gozaba de perfecta salud.  Esta adivinación se utilizo en Alemania, entre las jóvenes que deseaban saber a quién iban a tener por marido. 


Cubomancia: Arte adivinatorio basado en la interpretación del lanzamiento de los dados. Asimismo, podría considerarse una forma de Numerología.



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Estoy ilusionada con ver crecer nuestras guaridas, la de Devil pero sobre todo la de Yog

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