Historia del Shiatshu
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Historia del Shiatshu
Antes de que la medicina china se introdujera en Japón, los textos antiguos dicen que existían prácticas terapéuticas manuales propias del pueblo japonés. La medicina china llegó a Japón hace más de mil años, aproximadamente en el siglo VI y a partir de ese momento ocupó un lugar esencial en dicha cultura. Existen varios textos chinos antiguos, entre ellos el I-Ching o “Libro de las Mutaciones” donde están reflejadas la teoría del Yin-Yang y de los Cinco Elementos, y el Nei-King, que se divide en dos partes: el Su-Wen, que trata sobre fisiología, patología etiología, higiene, etc., y el Ling-Chou, que estudia el principio de los meridianos y de las fisioterapias. Estos textos fueron los cimientos de la práctica terapéutica oriental que se centraron en cuatro campos: la acupuntura, la moxabustión, la fitoterapia y la masoterapia.
Hacia el siglo XIX, el campo de la masoterapia estaba representado en Japón por el Anma y el Anpuku, considerados los precursores del Shiatsu. El Anma proviene del masaje chino Do in que se basa en los principios de las polaridades Yin-Yang, la teoría de los Cinco Elementos, y los canales energéticos. El Anpuku es una técnica del Anma que utiliza, aparte de la diagnosis tradicional, la diagnosis del abdomen y era practicado por personas cualificadas que tenían la capacidad para curar enfermedades. Este se basaba en la filosofía de que en el universo existe una energía sutil, llamada ki, que está en todas partes: minerales, vegetales, animales y por supuesto, en el ser humano. Se consideraba que cuando esta energía se estancaba en el ser humano, se abría el camino la enfermedad y la tarea del profesional del Anpuku era restablecer la circulación del ki para así crear las condiciones para poder recuperar la salud.
Cuando la medicina occidental entró en Japón, aproximadamente en el siglo XIX, la medicina japonesa dejó de ocupar el primer plano debido a que la legislación reconocía la nueva formación académica de las universidades, obligando a estudiar la carrera médica occidental para poder ejercer la medicina. A pesar de ello, el Anma fue reconocido y se crearon escuelas, sobre todo para invidentes, pues se reconocía que su técnica no era peligrosa y se le daba el trato de masaje relajante.
Por el contrario, el Anpuku continuó su camino de forma clandestina acompañado de una gran cantidad de terapias orientales que mantenían sus principios filosóficos. Así, en el Japón de principios del siglo XX coexistían las dos corrientes médicas: la occidental de forma oficial y la oriental de forma clandestina. Después de la segunda guerra mundial, el general Douglas McArthur quedó como encargado del ministerio de salud japonés. En esa época se llegaron a contabilizar cientos de terapias alternativas que no estaban reguladas, entre ellas el Shiatsu. McArthur ordenó una investigación de dichas terapias encargando a científicos de las distintas universidades que estudiaran y determinaran qué terapias estaban basadas en principios que tuvieran un soporte científico. Después de ocho años de estudio y revisiones, las universidades llegaron a la conclusión que la terapia shiatsu era la única que cumplía los requisitos para obtener el reconocimiento científico. La única terapia admitida fue el Shiatsu del maestro Tokujiro Namikoshi, fundador de la Escuela Japonesa de Shiatsu en Tokio. Actualmente, junto con la Acupuntura y el Anma son las únicas enseñanzas orientales reconocidas oficialmente por el Ministerio de Sanidad y Bienestar de Japón.
Por el contrario, el Anpuku continuó su camino de forma clandestina acompañado de una gran cantidad de terapias orientales que mantenían sus principios filosóficos. Así, en el Japón de principios del siglo XX coexistían las dos corrientes médicas: la occidental de forma oficial y la oriental de forma clandestina. Después de la segunda guerra mundial, el general Douglas McArthur quedó como encargado del ministerio de salud japonés. En esa época se llegaron a contabilizar cientos de terapias alternativas que no estaban reguladas, entre ellas el Shiatsu. McArthur ordenó una investigación de dichas terapias encargando a científicos de las distintas universidades que estudiaran y determinaran qué terapias estaban basadas en principios que tuvieran un soporte científico. Después de ocho años de estudio y revisiones, las universidades llegaron a la conclusión que la terapia shiatsu era la única que cumplía los requisitos para obtener el reconocimiento científico. La única terapia admitida fue el Shiatsu del maestro Tokujiro Namikoshi, fundador de la Escuela Japonesa de Shiatsu en Tokio. Actualmente, junto con la Acupuntura y el Anma son las únicas enseñanzas orientales reconocidas oficialmente por el Ministerio de Sanidad y Bienestar de Japón.